Drosophila suzukii suena a trabalenguas para la mayoría de las personas, pero los profesionales del agro y los agricultores del centro sur del país saben perfectamente de qué se trata: es un insecto conocido como “mosca de alas manchadas” o “mosca asiática del vinagre”. Pertenece a la familia de las Drosophilidae que agrupa a cerca de cuatro mil especies alrededor del mundo.
La primera detección en territorio nacional ocurrió en mayo de 2017 en el sector fronterizo con Argentina en la región de La Araucanía. A cuatro años desde su llegada al país, la Drosophila suzukii ha sido declarada por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) como una plaga presente en ocho regiones: Metropolitana a Los Lagos. A su vez, Atacama, Coquimbo, Valparaíso y Aysén, han sido calificados como territorios con distribución restringida, al descubrirse algunos ejemplares en sectores determinados. En tanto, Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta y Magallanes se consideran regiones con ausencia de esta plaga.
La Drosophila suzukii genera daños de alto impacto económico a la actividad agrícola. Afecta la calidad física de la fruta, provocando pérdidas por rechazo en agroindustrias y poderes compradores. En dos semanas de vida como adulta, cada hembra de la mosca de alas manchadas puede depositar más de 350 huevos en frutas de piel blanda en etapa de maduración. En Chile ataca preferentemente frutales de cutícula delgada como berries (frutillas, frambuesas, moras, arándanos) y frutos de carozo como cerezas y ciruelas.
El comportamiento y la adaptación que la plaga exhiba en el país dependerá de variables como las condiciones climáticas, el número y tipo de “hospedantes” (árboles frutales) cultivados y silvestres, la existencia de áreas refugio, la implementación de planes de control y manejo integrado de plagas, etcétera.
Para hacer frente a este escenario, el Ministerio de Agricultura ha implementado varias instancias de trabajo: desde 2017 funciona la Mesa Nacional de Drosophila suzukii, espacio encabezado por el Servicio Agrícola Ganadero (SAG) y que coordina las acciones de actores públicos y privados. A su vez, el Grupo de Coordinación Técnica, integrado por organismos ministeriales como el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), SAG, INDAP y Odepa, es el encargado de generar el plan de trabajo nacional para el control de Drosophila suzukii 2021/2022, el cual quedará bajo la coordinación de las Secretarias Regionales Ministeriales (Seremi) de Agricultura, unidades a cargo de impulsar esta tarea en sus respectivos territorios.
En este quehacer destaca lo realizado por la Mesa Regional de Maule que, entre otras acciones, ha impulsado la Red de Alerta Temprana de Plagas a través de la que se inició un levantamiento de información para implementar planes de manejo y control de esta nueva peste. A la fecha y de manera inicial, sólo en las regiones de Maule y Ñuble se registran poco más de 1.600 productores afectados y con quienes se trabaja en la implementación de recursos de emergencia. En la Agricultura Familiar Campesina el rubro productivo que más perjuicios exhibe son cultivos de frambuesa, arándanos, y cerezos.
Luis Devotto es ingeniero agrónomo, Doctor en Ciencias Agrarias e investigador del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA). En su opinión, cuando “esta plaga llega a un nuevo país o región, desata un aumento desmesurado de las aplicaciones de insecticidas químicos. Además de no solucionar el problema satisfactoriamente, esta acción sube los costos de producción, acrecienta el riesgo de aparición de resistencia, elimina enemigos naturales de otras plagas (que recrudecen). Al aumentar los residuos de insecticidas en la fruta perjudica la imagen-país al afectar la inocuidad de esos alimentos.
Destaca que desde INIA se busca evitar que en Chile ocurra este proceso dañino para la agricultura. “Esa es la razón para impulsar el MIP; esta plaga se combate con información más que con insecticidas”, destaca el profesional de INIA Quilamapu de Chillán. Agrega que con ese propósito “durante mayo y julio próximos se impartirá un curso de alcance nacional sobre Drosophila suzukii que busca preparar intensivamente a 500 extensionistas del Minagri, para que ellos transfieran la información a miles de productores de la Agricultura Familiar Campesina que están siendo golpeados por la plaga, especialmente de Maule al sur”. Enfatiza que “la llegada de esta plaga es una verdadera revolución para el agricultor; en la práctica casi tiene que aprender a producir de nuevo, porque debe manejar el riego, la poda, las malezas, la frecuencia de cosecha, los entornos, de una manera distinta a la que estaba acostumbrado a hacer por muchos años”.
La Jefa de la División de Fomento de INDAP, Francisca Silva, destaca que “como servicio dependiente del Ministerio de Agricultura estamos trabajando arduamente para generar respuestas técnicas oportunas que permitan, a través de los Programas de Asesoría Técnica de INDAP, a los usuarios reducir al máximo las posibilidades de verse afectados económicamente por esta plaga”.
La capacitación es clave para enfrentar esta plaga. Para ello, INIA implementó un proceso de perfeccionamiento online dirigido a profesionales y extensionistas de los programas de Asesoría Técnica de INDAP que abordará temas como manejo y control. Es una acción relevante para que pequeños productores enfrenten la próxima cosecha y eviten pérdidas económicas. Considerando el alto número de usuarios, en cuyos sistemas productivos existen especies hospederas de la plaga, INDAP ha convocado a los extensionistas y funcionarios vinculados al tema a participar de esta capacitación. Es fundamental que este grupo de profesionales se capaciten, pues son ellos quienes mantienen un contacto permanente y pueden realizar de mejor manera el proceso de transferencia de conocimiento hacia los productores agrícolas.